Antes que el huracán Sandy ha habido este año diecisiete más, en lo que los meteorólogos llaman, no sin cierto humor, la "temporada". Pero ninguno había alcanzado con la virulencia que lo ha hecho éste, la Costa de Nueva York. Y al igual que sucedió hace 11 años con los atentados contra las torres gemelas, el caudal de información de todo tipo, y sobre todo gráfica, que se ha recibido, es tal, que hay detalles que pasan desapercibidos sino se presta un poquito de atención.
Un grupo de personas espera pacientemente a que las baterías de sus dispositivos electrónicos (teléfonos móviles, ordenadores...) acumulen energía en un improvisado multi-cargador callejero, dado que hasta seis millones de estadounidenses estuvieron sin electricidad.
Ante ese improvisado altar, que ha sido posible gracias a la generosidad de algún vecino que sí tiene corriente eléctrica, los fieles de la religión tecnológica no hacen otra cosa que mirar, aguardando a que en la pantalla del dispositivo aparezca una rayita más. Nadie habla, nadie se mira. Todos observan la nada, multitud de cables enredados que le dan aliento a tu agenda, tu correo, tu ocio... a tu vida, en suma.
La ironía de todo esto, supongo, es que estos aparatos se crearon para favorecer la comunicación humana, y que una sociedad en la que es más importante tener la batería cargada para seguir enviando y recibiendo naderías, que volverte a la persona que hay a tu lado y preguntarle ¿cómo estás?, tal vez no merezca mucho la pena. Una sociedad en la que cada día engordo la lista de mis "amigos" virtuales en cualquier red social, o lleno el espacio virtual de chorradas que no le interesan a nadie, mientras no sé nada de mi vecino o de mi compañero de trabajo.
La ciencia ficción está llena de fantasías sobre existencias virtuales, con complicadísimos cachivaches e inventos inverosímiles. La idea no era mala, pero el desarrollo era más sencillo. Tal vez estemos viviendo ya en Matrix, enganchados a una pantalla que en sus destellos nos enseña cómo es el mar, porque nos da mucha pereza ir a verlo.
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